¿Cuantas
veces fracasamos en el intento de emprender una actividad relacionada a la
actividad física?
Queremos
entrenarnos y para eso buscamos muchas veces adaptar nuestro entorno según nuestras
debilidades, en vez de, una vez detectadas, enfrentarlas.
Pretendemos
realizar un ejercicio para el entrenamiento de la fuerza acomodados en una
maquina, sin antes haber recorrido los escalones necesarios para dominar y
poseer el movimiento básico que involucra el ejercicio en cuestión. Pretendemos
sustituir el control de nuestro propio cuerpo valiéndonos de ayudas externas.
Mas
tarde o mas temprano esto nos lleva a fracasar en nuestro intento o en el peor
de los casos favorecer la aparición de lesiones o dolores.
Que no
se malentienda, creo en abordar todas las personas como atletas, en el sentido
de buscar su máximo potencial. Quiero en mis atletas que puedan desplazar altas
cargas, pero no quiero perder la oportunidad de recorrer el camino que implica
y el aprendizaje que conlleva, poder realizar esto.
Entrenar
la fuerza es fácil. Solo basta elegir un método y los hay por miles. Estar en
condiciones de tolerar un entrenamiento de fuerza no lo es tanto. Implica
compromiso con lo que uno esta haciendo, implica superar cada escalón de
aprendizaje, enfrentar cada falencia y hacernos fuertes primero gracias a esto,
para luego incrementar los valores de fuerza.
Se
puede mejorar la fuerza en cuestión de días con solo mejorar la calidad de
nuestros movimientos. Debemos recordar que todo movimiento que realizamos es un
movimiento de todo el cuerpo, y cuando logramos el control, compromiso y
entendimiento mediante la experiencia de haberme permitido superar cada escalón
entonces no solo seremos fuertes, sino eficientes.